Ohhhh, querida Danae, no sé por qué, pero leyendo esta entrevista de Carolin Emcke me acordé de una de las canciones más lindas de Blur, no distance left to run. El cambio climático es un fenómeno universal (aunque desigual) y es imposible huir de él, de evitarlo, de esconderse. ¿En qué espacio se sitúan los negacionistas? Siempre me ha parecido curioso: ¿son acaso almas sensibles que no soportan enfrentar la pérdida? ¿Listillos de poca monta que buscan ganarse unos pocos dólares más? ¿Optimistas empedernidos, tecnosolucionistas vacíos o evolucionistas modernos del siglo 19?

Están en su derecho de ser un poco tontos, como todas. A pesar de que ya me imagino -a nombre del cambio climático- harán alguna ley para que los pobres se vayan a la cárcel cuando hagan un RT a Trump. Igual encontré que en UK hay una base de datos de figuras públicas y organizaciones que son los motores de desinformación respecto al cambio climático. Lo encontré hermoso, mucho más interesante que los proyectos de fact-checking que piensan más en la importancia del fact que de quién lo dice y por qué.

Pero la verdad que en esta carta de amor al medioambiente y a la amistad, quería compartirte dos textos. Uno de Eyal Weizman, al que conocía por su trabajo super interesante sobre el uso de drones por parte de Israel sobre la población palestina. Me encontré con otro de sus proyectos en el que postula que el cambio climático no debería verse como un daño colateral de la industrialización sino como uno de los objetivos inherentes del colonialismo: lo primero es conquistar tierras, lo segundo es si se puede vivir allí de acuerdo a los estándares del colonizador y eso implica el cambio radical del medioambiente. 

Como el trabajo de Weizman está basado en el desierto de Palestina, pensé mucho también en el desierto chileno en el que crecí, en esa idea de que el desierto es tierra de nadie, de ninguna especie, por lo que la ley del más fuerte prevalece. Los colonizadores como las empresas mineras, el cambio ecológico como el extractivismo, los desechos tóxicos, la explotación de los escasos recursos hídricos, el desplazamiento y la extinción de las especies, incluso humana. Ayer era el cobre, hoy -supongo que por menos tiempo- es la extracción del litio para almacenar la energía verde y nuestras compus tengan baterías inacabables y luego las empresas de tecnología tipo Apple se feliciten por ser tan verdes.

No distance left to run.

Otro texto bien interesante es uno de Satiago Zabala, que desmonta el concepto tan molesto de disrupción, a propósito de la obsesión de que los grandes problemas -como el COVID-19 o el cambio climático- van a ser “solucionados” por innovaciones disruptivas. Ahí supe que, cada vez que hablan de disrupción, de verdad hay que leer “empresas incipientes utilizando nuevas tecnologías para ofrecer alternativas más baratas y de calidad inferior a los productos vendidos por actores establecidos”. Punto. Zabala profundiza en cómo Internet proporciona una máquina ideológica global para fomentar la disrupción independientemente de sus consecuencias sociales, un estado del neoliberalismo donde la indiferencia en nombre del lucro significa eliminar las posibilidades de solidaridad. En otras palabras, hay que aplaudirles todo a esos niñatos ricos. El texto me hizo acordar mucho sobre el texto de Stengers que ya comentamos en Gatito Earth, sobre el capitalismo como “expropiación sistemática de aquello que nos vuelve capaces de pensar juntos los problemas que nos conciernen”.

Oh, amiga querida, ¿hemos acaso cumplido un año escribiéndonos cartas en Gato.Earth? Siento que se nos ha pasado la vida como una película.

Te extraño muchísimo.
Paz.


Amigaaaa

Siento un crush instantáneo con el hecho de que me mandes semejante temazo de Blur. La verdad yo también quería mandarte una canción, más bien un video, se trata de Salomé del ídolo latino absoluto Chayanne.

Resulta que estábamos con el Javi viendo youtubazos de videoclips futuristas y llegamos a este que me parece total una representación latina del postapocalipsis: todo inundado y unas bases que flotan en el agua mientras bailamos el merengue pop usando ropa plateada (y por alguna razón Chayanne vestido de junior). Me dan ganas de que inventemos más narrativas y estéticas posthumanas desde el sur. Creo que quedarían bacanes.

Esto también te lo comento porque la infraestructura acá en el primer mundo está puro dando la cacha. Es el caso de Google y su mega edificio subterráneo en Londres que arruinó el área de Kings Cross para siempre. Obvio el Reino Unido en su miseria neoliberal esperaba convertir KC en un barrio tech dejando a Google y a Facebook hacer lo que quisieran construyendo oficinas, el problema es que con la pandemia las compañías digitales fueron las primeras en mandar a los trabajadores a teletrabajar entonces no hay nadie usando el comercio del barrio que esperaba tener de clientes a toda esa gente. Además, en el caso que el trabajo a distancia llegue para quedarse (como muchos suponen que pasará) toda esa infraestructura quedará abandonada. Realmente esta historia, junto con la de los letales data centers, demuestra que las corporaciones digitales están básicamente creando las ruinas del futuro en nuestras ciudades.

También te quería contar que me leí Being Ecological de Timothy Morton, not really my cup of tea, es muy en la onda “white sadness” que describe mi profe la Rosi Braidotti. Sin embargo, Morton hace un punto que me gusta mucho que es comentar cómo los temas sobre ecología son tratados en un formato “information dump mode”, lo que quiere decir que nos llenamos y llenamos de datos y depositamos en ellos un (justificado) dogmatismo con el cual vamos por el mundo dando las noticias del desastre inminente clamando “¡Abran los ojos!

Morton propone que hay que ponerse más “experiencial” con tanta data que tenemos. Por ejemplo, no hay por qué descartar hacer un poema sobre una piedra que nos encontramos en el río, pensar en sus temporalidades y en todas las formas de vida que interactuaron alguna vez con esa piedra. Aquello no es una aproximación no-científica al problema climático, es simplemente mover el cristal a través del cual miramos esta crisis y parar con la ansiedad que produce la acumulación de información. La verdad es que yo apaño con todo esta perspectiva, siento que de hecho es lo que tú y yo intentamos hacer, realmente amo nuestro vanguardismo que lo más lindo es que es puro instinto.

Porque sipo, cumplimos ya un año en esta cosa de las cartas de amor, la verdad me da caleta de felicidad, es un proyecto tan lindo la gatitoearth y en este momento lo dejaría todo por estar juntas celebrando con un copete, dejaría mi credo, mi pasado, mi religión.

Te mando un beso,
Danae