Siguiendo con mi own private Antropoceno, querida D, ¿con qué una ahorrará más agua? ¿Con un baño de ducha o de tina? Yo pensaría de tina, luego seguro además puedes aprovechar esa agua gris. ¿Pero cómo se hace? Siento que sé tan poco del manejo del agua, que deberíamos estar repletas de información y campañas sobre eso, pero a cambio solo hay publicidad de alarmas de casa, donde actores clase B, blancos, juegan a la familia hetero y nos cuentan lo inseguros que se sienten cuando salen de vacaciones y dejan sus hogares solos.

A propósito de tinas, una vez leí, creo que en un texto de HJ Buck, que el dióxido de carbono en la atmósfera hoy es como una tina repleta de agua a punto de llegar a su límite de contención. Terminar con los combustibles fósiles es cerrar la llave de agua. Pero eso nos sigue dejando con una tina a punto de rebalsarse. En esa situación, debería ser importante remover el carbono de la atmósfera y ahí es donde entran todas estas tecnologias que quieren chupar el carbono por distintos medios y que son criticadas -con razón- por muchos activistas medioambientales y feministas como un distractor de las metas de reducción de carbono y, aún peor, potenciador del combustible fósil, porque esta industria está alimentando esta tecnofantasía (que está lejísimos de funcionar a una escala suficiente).
Aunque, dicho todo esto, el problema de la tina repleta sigue estando allí y, de hecho, el último informe del IPCC sobre mitigaciones habla de que es ineludible en algún punto hablar de sacar el carbono de la atmósfera. El problema es que esta discusión, ahora política, la está dando -casi exclusivamente- las empresas de combustibles fósiles y -¡oh, sí señor!- Silicon Valley, quienes están financiando masivamente estas start-ups en el mundo (de muestra un botón reciente). Aquí parecieran desplegarse todas las mañanas del capitalismo tecnológico global: el trascendentalismo tecnológico ve el problema de la remoción de carbono como un asunto de innovación privada, donde solo se requiere poner los incentivos suficientes en el mercado para que la iniciativa privada haga su magia. El carbono se transforma en la mercancía. El capitalismo nos salva -se salva- de nuevo.

[jajaja sorry me encanta pensar en el capitalismo con esta imagen del metaverso de Mark]

Los peligros de que sea el capitalismo de riesgo el que tome el protagonismo acá es amplio: algunos de los riesgos se desarrollan en este artículo que recomiendo mucho. Primero, la privatización de las soluciones de una crisis planetaria, que el estímulo termine siendo las gananacias para el capital de riesgo, la tremenda concentración de poder en estos actores, y uno que pasa piola pero que creo que es el que más me asusta: remover el carbono necesita una solución de gran escala y por tanto se trata -de nuevo- de la propiedad de las tierras. ¿Dónde se consiguen tierras baratas a escala para todas las políticas verdes del Norte Global? 

Ajá. Otro desecho de la humanidad en algun lugar tipo el desierto de Atacama

Buck, Táíwò y cia dicen que necesitamos, entonces, un modelo público para la extracción de carbono de la atmósfera. Que por lo demás, es un llamado que siempre escucho sobre infraestructura tecnológica. Y yo digo sí, claro, pero lo público sigue teniendo esta identificación moderna que nos ha llevado hasta el límite. Digo, como la discusión hoy en Chile: que estatices una minera no significa que termine el extractivismo. ¿Te cachai que les funcionarios públicos abracen lo que Joanna Zylinska en The end of man llamaría la “política de la precaridad”, donde el progreso linear e infinito no es más que un modelo expirado? Guá.

Por supuesto te regalo una versión de my own private Antropoceno por la banda más grande de todos los tiempos. Bueno, al menos de mi corazón.

Espero que te guste,

p.


Amiga querida,

Perdóname por la demora en responderte, han sido unos días agitados y atrapantes, pero tienes que saber que siempre estás en mi mente y que quiero escribirte siempre a pesar de que me mandes imágenes de Mark Zuckerberg. Roland Barthes en Fragmentos de un Discurso Amoroso dice que la CARTA es para el amado, no para decir lo que se piensa. Así que quiero encarnar esa energía epistolar que te saca del individualismo capitalista para escribirte esta cartita.

Una de las cosas que me ha tenido ocupada es mi proyecto 22 MIRRORS que hicimos con el Javi y el Andrés, presentamos la obra en un evento muy lindo acá en Rotterdam y fue hermoso ver cómo llegaron tantas personas que ni cachábamos a interactuar con nosotros alrededor de estos temas de tecnologías de adivinación y crisis climática. Era raro pensar que todo partió en la COP26 y en la profunda desolación respecto a esos eventos globales multisectoriales, luego todo avanza hacia estas aproximaciones más abordables que terminamos inventando como nuestras cartas o el arte que hago con la gente que amo. 

¿Es mala idea salirse de esas instancias monstruosas? Cacha que recién me llegó un mail invitándome a una tal World Biodiversity Summit donde ponen al príncipe Carlos (qué chucha) a tratar de convencernos de que los empresarios van a resolver la emergencia climática. Me hace pensar también en una señora de la Unión Europea de la organización que financió nuestro proyecto que me ofreció armar una idea en la que yo me dedicara a leerle la suerte a los CEOs de las empresas atroces tipo BP o Shell ¿Cómo balancear las intenciones de ser estratégica en la incidencia política en contextos tan absurdos? Quizás tú que eres una pro de estas cosas tienes alguna idea al respecto.

Por mientras he seguido mirando cositas de una escala más humana relacionadas con la soberanía tecnológica en estos tiempos de emergencia climática como este homenaje al guatero en la Low Tech Magazine. También estuve un día medio triste viendo partidos antiguos de la Católica donde los jugadores salían a la cancha con polera manga larga, me dio nervios pensar que ya ni se diseñan esas camisetas porque el clima de Santiago cada día se asemeja más al de Calama y ni siquiera en la precordillera tiene sentido abrigarse.

Es increíble lo omnisciente de este problema amiga mía, me hace pensar en un fragmento de The Pervert’s Guide to Ideology, una de las películas de Zizek donde sale en medio de un montón de basura en Londres hablando de cómo la ecología es la nueva religión de nuestros tiempos, un asunto tan imposible de ignorar y que nos provee nuevas abstracciones, nuevas matemáticas y además la posibilidad de encontrar instancias de espiritualidad en medio de todo esto. Claro, esto puede facilitar cosas hermosas y revelaciones importantes pero también nos trae al viejo cerdo del príncipe Carlos vendiendo la pomada de que ser ecológico es la raja para los negocios (porque todo lo sólido se desvanece en el aire).

¿Qué hacemos?

Un beso,

Danae