Querida Paz,

Cómo estai, yo vengo llegando de Moscú, le he agarrado demasiado el gusto a esa ciudad de gente atrapada, además me encanta ver mi nombre y mis ideas en alfabeto cirílico, me creía la muerte en la conferencia que me invitaron. Cachai que conocí a una curadora que colabora en un proyecto de una artista que trabaja en Yakutsk, una de las ciudades más frías del mundo ubicada en Siberia, resulta que con el derretimiento del permafrost han empezado a descongelarse animales que estaban desde la era del hielo. Me pareció muy impactante y me hizo sentir que hay algo medio humorístico en toda la tragedia climática y el rol de las tecnologías. Lo vemos súper seguido en un montón de memes, como este que compara el Hyperloop del neoliberalismo con el amado Shinkansen en Japón que es una maravilla tecnológica que me hizo muy feliz hace unos años.

Supongo que el humor es una estrategia para enfrentar cosas que no son nada de chistosas, como la noticia de que el año pasado se superó el record de activistas medioambientales asesinadas, o el creciente impacto emocional en la gente joven cuando piensan en las proyecciones climáticas

Mi colega Alice mostró el otro día en clases este proyecto de gente que hace merengue en distintas ciudades mega contaminadas para comparar los niveles de smog. Y el otro día leí que en Holanda se había vuelto muy popular un ataúd que se biodegrada en 45 días y hace que tu cadáver y tu pijama de palo se conviertan nutrientes para el suelo.

¿Estoy siendo muy gore? ¿O hay un poquito de humor también en estas realidades de pie de limón al smog y ecologismo funerario? Tengo que revisar el último libro del ídolo Terry Eagleton para tener más claridad.

Mi recomendación para el gatitomundo de este mes creo que también va por ese lado distópico, es el libro Explore Everything de Bradley Garrett, me lo recomendó mi amigo Charlie que es de un piño de intelectuales excelentes del urbanismo acá en Europa. Es sobre la práctica llamada place-hacking que es básicamente ir a meterse a lugares abandonados, lo conecté con nuestro hermoso newsletter porque Garrett comenta que estas comunidades llevan a cabo esta actividad en gran parte para entender la ciudad y su futuro post apocalíptico ¿Cuántos edificios terminarán abandonados con el agotamiento planetario? ¿La casa matriz de Shell será un conjunto de ruinas en unas décadas más?

Abrazo amiga, te extraño mil,

Danae

Te dejo esta foto de este gato siberiano que el pobre con todo ese pelo y siendo tan gordito obvio que se va a asar en el ártico del futuro 🙁

Amiga queridaaaaaaa
Qué bkn Moscú! eres tan habilosa que al final de te llevaron los rusos! (perdón, perdón, pero esa era la broma que uno hacía en los 80s en Chile, ahhh, qué tiempos, la guerra fría: siglo xx, aún te extraño). Obvio que te imaginé muy Nikita de Elton John.

Ya, perdón, se acaban acá las referencias a los 80, lo prometo.

Te quería comentar que he estado leyendo -un poco por casualidad- sobre la cultura visual del litio y de la transición verde, cuestión que hemos hablado en reiteradas ocasiones en Gatitx. Samir Bhowmik dice que el problema es que hoy, esa cultura visual está nublada en sueños utópicos y abstracciones de suficiencia energética ( etre crecimiento, energía limpia y alejamiento de la dependencia de los combustibles fósiles), por lo que los paisajes emergentes de la extracción y el daño ambiental son difíciles de comprender.
En esa línea y buscando un libro casi imposible de encontrar, me encontré que, hace algunos años, Jon Skerritt agarró estos sueños utópicos de la industria del litio, y los combinó con la industria digital y de videojuegos, e inventó una carrera de autos eléctricos entre paisajes de Asia y lagunas de litio, pero llevando todo al extremo, como si le subiera el volúmen atrozmente, mostrando un poco el ridiculo de todo: 


“En una nueva forma de lugar atrapado entre culturas, una carrera se desarrolla en un paisaje que ha sido alterado para siempre en el momento de nuestra revolución energética verde. Es una mirada a los paisajes del otro lado de nuestras pantallas, los paisajes que alimentan los juegos que jugamos para divertirnos”.
Me hizo pensar que, quizás, esas imágenes estrafalarias, casi barrocas, sean la clave para desnudar al absurdo extractivista en el contexto de transición verde. Lo pensaba porque, justo mientras descubría el video tuneado de Skerritt, el gobierno chileno anunció que va a “regar el desierto de Atacama” para contar con el desierto florido todos los años, entre los meses de agosto y septiembre. Regar el desierto: ¿Hay algo más estrambótico que el pensamiento extractivista? Se disfraza de gestión o de ciencia o de innovación tecnológica para modularse, pero si se desnuda, es simplemente chirriante.
En otras cosas, leí más sobre las campañas de desinformación sobre asuntos climáticos en redes sociales y cómo, casi como todo el problema de la crisis climática, tiene a un puñado de personas actuando en total impunidad. Casi también como la responsabilidad de la industria aeronáutica en el desastre, cuando se analizan los resultados del nuevo informe de The Airport Tracker.
Danae, hago mía las palabras del poeta Ricky Martin pare decirte que te extraño, te olvido y te amo, de nuevo. 
P.