Amiga: ¿es la imagen del cohete de Jeff Bezos al espacio parte del género “foto no solicitada de un pene”? 

Bah, sé que podríamos sentarnos horas a hablar de las masculinidades ridículas en la tecnología -las hemos vivido- pero, considerando que los exhibicionistas se excitan con la disrupción de tu espacio, me niego a darle un minuto más de atención y placer a ese tipo que, para quedar en la historia, se montó a un pene a propulsión con un sombrero vaquero. Además, de crisis climática, sueños espaciales y varones billonarios habíamos hablado antes en gatite.

Ya, pero en honor a uno de mis memes favoritos, ¿sabís lo que me da rabia? 

Cacha el plan medioambiental de Bezos para el mundo: “Tenemos que coger toda la industria pesada, toda la industria contaminante, y trasladarla al espacio. Y mantener la Tierra como esa hermosa joya de planeta que es. Eso va a llevar décadas, pero hay que empezar. Y las grandes cosas empiezan con pequeños pasos.” Ya, pasó, si qué me importa a mí que sea un tarado. Pero cáchate esto otro: una grabación encubierta desde el interior de una bodega de Amazon en Escocia reveló que la empresa DESTRUYE cada año millones de artículos sin vender, productos que a menudo son nuevos y no se utilizan, como televisores inteligentes, laptops, drones, miles de mascarillas selladas, etc. Bah, si total tenemos la luna para poner basurales. 

Todo esto me hizo recordar a Digital Rubbish: A Natural History of Electronics, un libro de Jennifer Gabrys que leí hace poco y que es una reflexión de la historia material de la información y la comunicación. Allí también hace una critica de la onda del zero-waste como una idea capitalista de sostenibilidad que oculta los efectos materiales de las economías y evita nuevos imaginarios de producción. Sigue siendo un ejercicio de solapamiento de la basura cuando, justamente, es la basura uno de los grandes problemas de la sociedad de consumo. Hablar sobre la basura electrónica es casi tan difícil como hablar de los trabajadores que posibilitan que lo smart sea inteligente. Con todo, debo confesar que este zero-waste espacial de Bezos no me lo esperaba.

Pero lo que de verdad te quería compartir, Danae querida, es el hermoso alcachofazo que me pegué leyendo The Climate of History in a Planetary Age de Dipesh Chakrabarty: The climate crisis is about waking up to the rude shock of the planet’s otherness. The planet, to speak with Spivak again, “is in the species of alterity, belonging to another system.” And “yet,” as she puts it, “we inhabit it.” No es que no lo había pensado antes, pero creo que la belleza de cómo está puesto (oh, de nuevo, la belleza de las cosas como fuente de los más sublimes alcachofazos humanos) me dejó pasmada. Lo de Chakrabarty es una larga documentación del porqué prefiere hablar de Antropoceno en vez de Capitaloceno, sobre el Planeta es también una entidad por sí misma en el largo rango de la historia del espacio y cómo, de cierta forma, los humanos hemos creado una cápsula espacial en él para habitarlo.

Leyendo las noticias horribles de los efectos ambientales que ya vivimos, las lluvias en Europa, el derretimiento del Ártico o la sequía del rio Paraná, supongo que lo que comienza como comedia termina como tragedia así que debiéramos, de verdad, retomar nuestro proyecto de terraformar nuestra parte del planeta para las nuevas condiciones. Por ejemplo, mi amiga Y se compró un terreno pequeño en el sur. ¿La razón? Pasa un rio y hay agua. Agua. Qué linda esa palabra qué sencilla esa palabra suena hoy.

¿Cuándo fue, D., que te pegaste el rude shock of the planet’s otherness?

Un beso,

p.


Querida Paz,
Me encanta cuando en gatito nos ponemos anti corporaciones, es sorprendente que en nuestro campo de la intersección entre tecnología e interés público lo anticorporativo sea una perspectiva que se considere tan poco. Los activistas medioambientales son harto más vehementes en individualizar a las mega empresas como enemigos. Por otro lado, en el circuito tech abundan los “Google fellows”, los “Amazon policy officers”, y todos pretenden que es totalmente lógico y buena onda sentarse en la mesa con gentuza de ese tipo para discutir asuntos de justicia social y derechos humanos.

Me cuesta entender las razones de esta prestada de ropa masiva a las corporaciones tech, por supuesto también me frustra tener que desenvolverme en este entorno de vendidos donde nadie nombra las cosas por su nombre correcto: obscena acumulación capitalista a tracción de sangre de los trabajadores y de los recursos naturales del planeta

¿Sabes dónde me he pegado los alcachofazos? En el Océano Pacífico. He echado tanto de menos el mar salvaje chileno, obvio que están choris los lagos acá en Europa, hace dos semanas me bañaba en el río Elba en Hamburgo y todo súper bien. Pero ni siquiera el Mar Mediterráneo me hace despertar de la forma que lo hace la playa chilena, el mar que baña de cristal la patria como dice Nicanor Parra en su poema más hermoso Se Canta al Mar. Es un mar que da miedo, duele meterse, es súper helado, están las noticias todos los veranos de gente que se muere ahogada. Es una fuerza tan indomable que la más estrambótica de las tecnologías luce ínfima, patética. 

¿El cohete de Jeff Bezos? Un escupo.

Hace poco me terminé The Invention of Nature de Andrea Wulf, es una especie de biografía de Alexander von Humboldt muy bien escrita que lo posiciona como el primer científico occidental que propuso un entendimiento de la naturaleza como un sistema interconectado. Era muy emocionante la parte que describía el alcachofazo crucial de la vida de Humboldt, fue en la cúspide del Chimborazo, el volcán y la montaña más alta de Ecuador, y el punto más alejado del centro de la Tierra. La altura majestuosa era lo que permitía esta revelación holística: apreciar la relación del océano con los pescadores, de las bandadas de aves con la selva. Me daba pena eso sí lo emocionado que estaba Humboldt con la belleza de Sudamérica, describiendo unos flamencos, una vegetación fabulosa. Era inevitable pensar que ahora gran parte de eso está destruido gracias al extractivismo, al imperialismo estadounidense, al narcotráfico, etc.

Más escupos: automotoras alemanas coludidas para evitar el corte de emisioneslos modelos meteoróligocs fallaron horriblemente en predecir las recientes inundaciones y las olas de calorApple se opone firmemente al derecho a reparar a pesar de que su fundador Steve Wozniak es partidario. Y esta joya del humor para los chilenos que nos leen: el departamento de estado de Estados Unidos felicitando a Andrés Allamand (risas) por Chile y su “impressive track record as a strong advocate of environmental justice and climate action”.

¿Queris ver más contenido humorístico? Cacha este registro histórico de la ridiculez gringa:

Te extraño amiga, cruza el charco pronto para que nos copetiemos,
Danae


*Mira, te dejo esta foto de Nala, una perrita con la que nos hicimos amigas en Hamburgo y que tal como nosotras está chata de esta economía sin sentido