Santiago, 16/11/2019

Querida D, parece que el proyecto de terraformación de Santiago al que te invité en mi email pasado (oh, qué maldita vidente que soy), encuentra ahora carácter nacional y urgente.

No sé muy bien qué contarte. He leído algo por aquí, he hecho algo poco por allá, pero finalmente he estado adormilada en un gran estado de qué chucha. Este último mes es, sin duda, la vida más extraña que he vivido. Con mis amigues acá le llamamos post Chile. El post Chile es como caminar sobre arenas movedizas con un traje de astronauta y antiparras, encontrándose en cada esquina a los fantasmas de las personas asesinadas, violadas, torturadas y mutiladas por el Estado. Pasan cosas como que los cantantes que se suben al metro interpretan Simply Red mientras las personas nos miramos simulando la risa y el terror, las terrazas de los bares están repletas de gente tomando cerveza mientras a 10 metros el zorrillo de los pacos gasea las calles y, ya entrada la noche, la ciudad se vuelve verde entre los helicópteros que sobrevuelan bajo, las luces láser de los manifestantes y las tortugas ninjas enajenadas en cocaína.

Es muy extraño. En una hora, sin exagerar, puedo ir de la depresión, el miedo y la miseria, a la tranquilidad, la euforia y el optimismo. Y entonces me pregunto: si esto parece ser la vida real, si esto es el nuevo normal, ¿qué fue todo lo anterior?

La complejidad es tal que la persona que trate de ordenar y comprender lo que ocurre es tarada o, en su defecto, un apostador que busca ganar su juego con falsas certezas. O, quizás, derechamente ambas.

Y adivina quién ha simulado ofrecer soluciones ignorando no solo la complejidad sino por sobre todo LA POLÍTICA. ¡Los chicos smart! Seguro ya escuchaste de Chilecracia (que en los primeros días del estallido social tuvo gran cobertura en los medios hegemónicos) y que fue creada por un ex chico MIT Media Lab. La lógica es smart: ante la complejidad de las demandas sociales que explotaron en estos días, nada mejor que ranquearlas según preguntas con opciones predeterminadas que “la gente” contesta por la internechi. Y voila, los políticos tendrán en su compu el sentir de la gente en una higiénica hoja de cálculo. Por supuesto, se han ganado un millar de críticas y el creador se enojó porque, oye, acá lo que vale es tener buenas intenciones.

¿No hay un dicho que dice que de buenas intenciones está pavimentado el camino al infierno? Bah, pero qué van a saber los chicos tech de las universidades de elite que tienen menos calle que Venecia. Y es que si algo tienen en común estos días de estallido social en Chile, con la tecnología y la crisis climática, es que se me hace más claro que esto también es un problema de elitización.

Eso al menos creo interpretar en mi confusión con lo que vivo en el post Chile, leyendo una entrevista reciente a Donna Haraway donde hace mierda a estos gurús solitarios tecno-jipis tipo Stewart Brand, el que tiene dudosas “soluciones” a la crisis climática y que es creador de las publicaciones The Whole Earth Catalogue, las cuales para muchos serían el fundamento ideológico del tecno-libertarianismo de Silicon Valley. Para Haraway, gente como Brand son más bien parte del problema climático que de una salida, en tanto -interpreto- tres cosas: una, su individualismo narciso y elitista les impide trabajar en colectivos diversos; dos, su inhabilidad de entender que la muerte y la pérdida son reales y, por lo tanto, tres: su incapacidad de aceptar que no siempre se puede lograr su anhelo algo infantil (Haraway los compara a Peter Pan, jaja) de arreglar lo que está roto.

¿Está rota la democracia? ¡Arreglémosla! ¿Está roto el clima? ¡Arreglémoslo! Nosotros, los reyes de la innovación, los amos del big data, los dominadores del mundo como hoy lo conocemos, arreglaremos todo. Solo, por favor, no nos critiquen: esto se trata de conocimiento científico, no político.

He leído muchos artículos que problematizan la industria tecnológica en la crisis climática. Por ejemplo, sobre cómo Google financia a los negacionistas del cambio climático, cómo afecta la huella de carbono producida por Intenet o la de los sistemas de Inteligencia Artificial, o cómo estos últimos no deberían ser usados para dañar y excluir a los refugiados climáticos. Y ok, entiendo que son problemas muy importantes. Pero desde el post Chile que se ha hartado de las elites y sus buenas intenciones no dejo de preguntarme: ¿cómo vamos a levantar el freno de mano a una crisis climática si sigue siendo una discusión dominada por la elite? (En este sentido, es fascinante ver esta entrevista con Maisa Rojas, Coordinadora Científica COP25, el día en que se canceló la COP25 en Santiago, y donde pensando en el post-Chile reflexiona sobre cómo la representación y la participación son cruciales incluso más que el consenso científico). O, más directamente, ¿se puede encontrar una salida a la crisis climática sin una rebelión violenta contra la elite que incluya, ni más ni menos, una rebelión contra las nuevas tecnologías dominadas por las elites?

Oh, Danae, si esto parece ser la vida real, si esto es el nuevo normal, ¿qué estábamos pensando antes?

Lamento mucho haber suspendido el viaje y no haberte visto 🙁 Vente a terraformar conmigo esta zona cero, donde la tecnología fundacional sea el feminismo y su ética del cuidado, la regeneración de la naturaleza y la justicia social. Y, de pronto, si de verdad muere en Chile el neoliberalismo a manos de las niñas y adolescentes de este país: no-te-lo-vas-a-querer-perder.

Te mando una gata fiera de la protesta de ayer.

<3

p.


Rotterdam, 18 de noviembre 2019.

Amiga Paz,

Hace un mes yo sentía que tenía mi vida ordenada. Yo vivía tan distinto, algo hermoso, algo divino, lleno de felicidad.

Hasta que llegó este invierno.

Comprendo totalmente los subidones y bajones emocionales que describes, yo también estoy llena de sentimientos que ni siquiera puedo entender muy bien. Han sido días intensos, bonitos, tristes, importantes, heterotópicos. Mi mente se pierde en la revuelta social y mi corazón envenenado tiene que pelear con la nostalgia y la depresión estacional.

Mi amigo el Camilo me reportó desde Santiago: “Danae, con el estado de emergencia en Chile se postergó el calentamiento global” y bueno, cómo no darle vueltas a esa idea: cómo preocuparse de la crisis climática cuando tu país está en llamas y la policía está matando y mutilando gente en las calles sólo por el hecho de demandar una vida digna.

Sin embargo pude conectar ambas cosas en una reunión que tuve en Londres, tenía un compromiso para hablar en esta conferencia a la que no pudiste ir y paralelamente se hizo un encuentro de emergencia en solidaridad con Chile y el Líbano. Yo tuve que explicar la situación de Chile ante toda esa gente y la verdad estaba bastante alterada, muy emocional, indignada con las noticias que leía y con el tecnosolucionismo del que estaba rodeada (¡me vai a creer que un gallo propuso como solución unas extensiones para el navegador!). Así que en un momento, poniéndome cuática (para variar) les dije:

¡Ustedes como blancos deberían ejercitar la solidaridad internacional en este momento, porque más temprano que tarde sus casas se van a inundar y los que necesitarán ayuda serán ustedes!

Jajajaj ahora me da un poco de plancha pero en ese momento lo viví como una revelación, y hoy pienso que la revuelta social en Chile es un ensayo general para la emergencia climática venidera: un pueblo entero demandando lo evidente, unos pocos intentando proteger sus privilegios a toda costa. Por eso mismo, creo que hay que mirar estos movimientos sociales con atención para conocer las posibilidades del poder político de una sociedad al momento de enfrentar las grandes crisis. Crisis que ya se están adelantando con imágenes como las de las tiendas de Venecia inundadas con sus productos de lujo flotando en el agua porque el arreglo tecnológico que tenían previsto no funcionó.

En esta misma conferencia de Londres conocí a gente de Extinction Rebellion, la plataforma global contra la emergencia climática, me interesó mucho algo que dijeron respecto a cómo abordan la idea de liderazgo. Me explicaban que apostaban a una idea de tener una estructura de multi-liderazgos, es decir, individuas que representaran comunidades acotadas pero con legitimidad suficiente como para ser consideradas interlocutoras válidas en instancias vinculantes.

Es una estructura que apoya mucho la auto-organización, no hay que pasar por ningún proceso burocrático tradicional para ser parte de Extinction Rebellion. Sólo remitirse a sus protocolos de  auto-organización de autoridad distribuida y transparencia radical. Claramente es una idea en coherencia con la visión de un internet descentralizado que necesitamos tanto en estos momentos: una red libre y abierta donde el poder de vigilancia masiva y el control de la información no esté en manos de unos pocos. En un internet descentralizado seguro que las defensoras de la tierra correrían mucho menos riesgos de ser perfiladas, vigiladas y amenazadas. Tal como ocurre con, oh sorpresa, las activistas y líderes sociales chilenas.

En este viaje también me compré el libro de Greta Thunberg, ‘No One Is too Small to Make a Difference’. Me gustó una parte en que ella explica que por tener Asperger ella ve todo en blanco y negro, entonces no le entran las respuestas a la emergencia climática que son tipo “es que es un problema tan complejo”, “es que hay que crear una comisión”. Thunberg considera que no hay espacio para discutir lo evidente: el consenso científico. Por lo tanto es extrañísimo y absurdo que ella tenga que estar diciendo obviedades como la necesidad urgente de detener las emisiones de dióxido de carbono.

¿Has sentido eso alguna vez? ¿Esas ganas de decir por qué chucha no estás haciendo lo que tienes que hacer? ¡Si la respuesta está frente a tus narices!

¿Será esa la pregunta que hay que hacerse en el post-Chile? Yo en este viaje le empecé a decir Chile-2 ¿Más Evangelion cachai? Porque si es que algo tiene esta realidad post planetaria es su transculturalidad y su sentido posthumanista: la devoción chilena a la animación japonesa, esa obra maestra de los hermanos haitianos que es ‘Piñera Culiao’, los manifestantes en Hong Kong que encarnan orgullosos la figura del rey del atrape Shinji Ikari, los nigromantes que invocan al Negrito Matapacos en un ritual con fuego, mi propio signo de fuego que ya no tiene país pero que está lleno de amor, determinación y rabia transfronteriza.

Te quiero mostrar a este gatito que vimos con el Pondie en el cementerio de Milán hace unos días, era muy amistoso pero en un momento se aburrió de nosotros y fue a auto-acariciarse a la tumba de la foto con la mano de esa escultura. Una de los mejores legados tecnológicos que he visto para cuando este planeta se quede sin humanos, una forma para poder decir

Gatito hermoso, estaré para ti toda la eternidad <3

Mucho aguante amiga, sé que nos veremos pronto x

Danae