Rotterdam, 12 de Septiembre de 2019

Querida Paz,

Acá en Europa ya se acaba el verano y he estado tratando de aprovecharlo hasta el último segundo. Estos días vinieron amigos a visitarme, el Cristóbal que vive en Paris y la Rosa que vive en Ciudad de México. Con ellos y el Javi fuimos a Nesselande que es una playa/lago que queda acá en Rotterdam, todo artificial por supuesto, como el suelo de este país mismo.

En uno de esos paseos hubo sol todo el día. Cuando eran las ocho, todavía hacía calor como para bañarse así que me metí al agua con ese sentimiento de cabra chica de querer estirar al máximo el día de playa. Estuve nadando unos diez minutos cuando se puso a llover súbitamente, te juro, de un segundo para otro, y muy muy potente, como una ducha. Es raro, pero lo que sentí fue euforia, como una droga que te pega fuerte y rápido, apenas podía ver con la lluvia tan intensa y no sé por qué pero sólo me daba una risa loca. En vez de devolverme a la arena como la mayoría de la gente, seguí nadando y se sentía todo tan apocalíptico.

Estas lluvias intempestivas en medio del verano fueron investigadas por científicos de la Universidad de Estocolmo y descubrieron que en este contexto de calentamiento global son más difíciles de pronosticar, por lo que concluyeron que las tecnologías meteorológicas de predicción debieran adaptarse a este nuevo escenario. No pude evitar pensar en las veces que juntas hemos estudiado el tema de sesgo en las plataformas digitales, por ejemplo cómo los algoritmos de redes sociales creadas en San Francisco suelen fallar al incorporar componentes de género y raza. Por esto me puse a pensar en qué geografías están siendo priorizadas en los estudios de meteorología, claramente existe preocupación en el contexto europeo con esas visiones amenazantes en las que nuestros países se inundan ¿Pero qué pasa con el hemisferio sur y los lugares en los que el peligro es la desertificación? Tener acceso a un pronóstico climático certero tiene un enorme valor en términos sociales y económicos ¿Debiéramos temer que el acceso a estas nuevas tecnologías de predicción será tardío para las regiones del sur global? ¿Quién tiene mejor información en su app del clima, un europeo o un sudamericano?

Otro hit de estas últimas semanas fue haber ido a ver Matrix al cine porque se cumplían 20 años desde su estreno. Además de estar enamorada de Keanu Reeves toda la película, me detuve en la proyección de esta idea de la guerra contra las máquinas inteligentes que deja el planeta en un estado clásico post apocalíptico: un lugar inhóspito con humanos sometidos. Claramente las hermanas Wachowski describieron la posibilidad de una red cibernética capaz de adaptarse a los entornos de una forma autónoma, autopoiética. Esto lo relacioné con las ideas de Jussi Parikka sobre cultura viral e insect media en términos de todo dispositivo que se reproduce mediante el contagio ¿Pero por qué el contagio en Matrix toma la forma de un sistema opresor? ¿Por qué en nuestras ficciones hay tanto miedo al contagio?

Parikka es un investigador de materialidades postdigitales. Su libro Geology of Media es increíble, si te interesa, puedes echarle una mirada a esta entrevista en e-flux que está muy buena para comenzar a leerlo. Habla de cómo lo biológico y lo tecnológico son fuerzas co-determinantes, su teoría hace posible imaginar un planeta que dejará una capa de desechos tecnológicos convertidos en fósiles, y sobre ella, pura vida virulenta. Como yo soy optimista, esos virus serán un ecosistema de fabulosos animales posthumanos que harán sus casas sobre nuestros teléfonos descartados.

Para terminar, te cuento que lo peor de estos días ha sido la muerte de mi gata Chona, ella era como una hermana para mí y era ciertamente de lxs seres que más me interesaba ver cuando voy a Santiago de visita. Mi mamá me escribió súper apenada contándome que al levantarse la había encontrado en mi antigua cama ya fallecida. Obviamente fue una noticia horrible, bueno, sé que tú entiendes este pesar. Siempre pienso que lo que más me entristece de la crisis climática son lxs animales que hoy habitan la Tierra, que realmente no tienen la culpa de nada, ninguno de ellxs. Me consolé pensando que mi gata aventurera vivió más de quince años siempre en una casa fresquita, con patio para salir cuando quisiera, árboles para trepar y agua fresca para tomar. Otrxs lo van a tener más difícil.

Me costó mucho encontrar información consolidada sobre las especies afectadas por el calentamiento global, sin embargo se puede partir investigando el tema desde el artículo de Wikipedia que, si bien está bastante pobre, lista las especies que están en riesgo de extinción debido a la emergencia climática. Creo que hace falta un sistema que nos entregue esta información de forma clara y automatizada, que use visualizaciones y que a la vez deje registro de este desastre y de sus consecuencias para los animales no humanos.

Qué sueño maravilloso sería que los gatos nos sobrevivieran y se apoderaran del planeta, que si de nosotras queda algo que sea el recuerdo de todos los animales que nos acompañaron y nos hicieron sentir tanto amor. Hoy es eso lo que más me interesa traspasar en esta carta que va a quedar almacenada en mi disco duro que tal vez un terrícola del futuro encontrará: el registro de que mi gata vivió, que nos dio amor y compañía a mí, a mi mamá y a mis hermanos.

Y que la voy a querer por siempre.

Amiga, hablamos pronto, te deseo lo mejor, mándale saludos a la Mónica, a Jairo y a Sardina Eugenia.

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Danae


Lanzi

Santiago, 12 de septiembre 2019.

Querida Danae,

Me pasó algo parecido. Hace un par de días, en la madrugada, hubo en Santiago una tormenta de esas con rayos y truenos, con mucho frío, suficiente para cubrir las montañas con algo de nieve. Estaba durmiendo y el sonido pesado de la lluvia me despertó. Y yo, que tengo el sueño profundo, no dudé en levantarme, abrir la ventana y sentir el aire helado mientras miraba esos goterones rebotar en la acera, fascinada. Es cierto que yo soy del desierto de Atacama y la lluvia siempre me despierta una curiosidad que a mucha gente le parece provinciana, pero esta vez mi sensación era algo melancólica. En medio de la desertificación de Chile, ¿cuándo podrá repetirse esto? ¿Llegará algo de toda esta agua a las napas subterráneas? La tormenta, siguiendo el guion de la crisis climática local, fue breve </3

Ha sido difícil digerir que las consecuencias de la crisis ya llegaron en la ciudad más grande de un país y no en otra zona de sacrificio lejos de la capital. La crisis hídrica en Santiago se espera en menos de 5 años. Será un punto de no retorno. Supongo que no pasará mucho para que, en una crisis migratoria interna debido al cierre de fronteras, la clase alta chilena emigre pronto y construya sus horribles condominios privados en el sur, gentrifiquen y terminen desplazando al desierto a la gente pobre o de clase media. Por mientras, la industria reaviva la discutida idea de construir una carretera hídrica que traiga agua de las fecundas tierras del sur de Chile, a la zona central. “¡Qué nos importa la gente del sur y su equilibrio ecológico mientras yo siga con mi negocio en los mismos términos!”.

Todo esto me ha hecho pensar en cuánto ha contribuido la industria de Silicon Valley en reforzar el complejo entramado ideológico capitalista, con ese irritante discurso del innovador que hace las cosas aquí y ahora, aprovechando la oportunidad, pidiendo perdón antes que pedir permiso, sin si quiera preguntarse si lo que hace es deseable para la comunidad y el mundo como hábitat de múltiples especies. Toda esa supina estupidez del “deploy or die”, o del “no somos futuristas, somos ahoristas”, que ha borrado todo trazo de comunidad y deliberación y lo ha reemplazado con estudios de marketing o factibilidad técnica.

Y sí, como dices, me da mucho temor que el peso de la discusión mainstream de la crisis climática esté en el mundo desarrollado y, más temor me da que la gente siempre bien intencionada de Silicon Valley crea que debe inventar algún software para detenerlo. Pero hay que decir también que el mundo blanco bienpensante da mucho material con humor, y la crisis climática no es la excepción. Así que, para despejar los sentimientos un poco grises, pensé que te podía interesar este artículo de Jonathan Franzen, haciendo de Jonathan Franzen, manexpleniando y whiteexplaniando cómo se debe enfrentar la crisis climática, sin siquiera reconocer el papel histórico de las comunidades indígenas en ese espacio crítico. Decirle escritor poco imaginativo y chico rico como kale (jajaja), es poco.

Te mando un abrazo fuerte por Chonita. Te apuesto que está con Lanzi, infinitamente bellos, inteligentes y sabios, riéndose juntes de lo estúpidos que somos. Les extrañamos, siempre.

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